Que extraña sensación. Escuche tu voz y dije: no puede ser él, justo el! y levante la mirada y ahi estabas, mirandome con cara de sorprendido. Un saludo seco y risas de por medio; las manos me temblaban y lo podía escribir sin apretar demasiado el lápiz y marcar mucho la hoja. No sabía si me ibas a hablar o mirar, levante la vista que tenia clavada en la prueba y me mirabas, me preguntste como estaba y conteste bien, y luego escuche la pregunta rara: ¿Me perdí de lago mientras no estaba? Con la voz temblorosa conteste: No, nada nuevo. Y una sonrisa pícara brotó sobre mi cara. Que raro verte de casualidad después de tanto tiempo, que lindo que estabas y no podía dejar de pensar si hablarte, o si me mirabas, o qué habra pasado alla? ¿Querrá volver a vernos como antes? Todo volvio, esa extraña sensación de miedo mezclado con nervios. ¿Por qué? ¿Por qué no somos como antes? No podía dejar de preguntarme. Después de repasar el examen por tercera vez y de mirarte por cada movimiento que hacías decidí levantarme e irme. Te salude con un beso y me largué de alli, pensando: ¿Alguna vez lo volveré a ver?
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