Nuestras amigas nos conocen. Como son tan cercanas a nosotras y vivimos cosas parecidas, generalmente saben si nos pasa algo malo o si estamos tristes. Aunque a veces queramos esconder la pena que tenemos, ellas saben que necesitamos apoyo y se acercan a preguntar.Las amigas también son una vía de escape. Cuando estamos atoradas por algún problema amoroso, familiar o “de la vida”, podemos llamarlas y hablarles de todo lo que nos pasa. A veces no queremos que nos aconsejen nada, sino que nos escuchen y que nos dejen desahogarnos.Con las amigas aprendemos cosas nuevas. Siempre hay una que es la más inteligente para matemáticas y que nos ayuda a estudiar. Puede que otra amiga sea más lanzada y otra timida. Con las amigas también tenemos problemas. Muchas veces nos peleamos, nos decimos cosas hirientes y hablamos mal de ellas cuando no están. Es normal que todo eso pase. Somos seres humanos y los seres humanos a veces somos complicados y rabiosos. Lo importante es que ocupemos esos problemas para aprender que cosas de nuestra amiga nos molestan y para que descubramos que cosas de nosotras le molestan a nuestra amiga. Si hacemos esto, podremos evitar que esas peleas se repitan.Nosotras no nos hemos hecho solas: nuestras amigas nos han ayudado a ser así como somos ahora, porque han influido en las decisiones que hemos tomado y porque hemos compartido un millón de experiencias con ellas. Depende de nosotras cuidarlas y quererlas para que nos sigan acompañando en el camino de nuestra vida.
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